En resumen, los seguidores/as de Jesús hemos de recordar que abrir caminos al reino de Dios no consiste en construir – en primer lugar - una sociedad más religiosa o en promover un sistema político alternativo a otros también posibles, sino, ante todo, en generar y desarrollar unas relaciones más humanas que hagan posible unas condiciones de vida digna para todos empezando por los últimos.