LA PREDICACIÓN DE NOÉ
Y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé,
pregonero de justicia, con otras siete personas,
trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos” (II Pedro 2:5).
Podemos dividir el texto en tres partes:
la audiencia, el predicador, y el juicio.
I. Primero, la audiencia.
Antes de pasar a Noé el predicador, tenemos que pensar en su audiencia – las personas a las que él predicaba.
En nuestro texto están llamados “el mundo antiguo”,
la gente que vivía antes del Gran Diluvio.
Sólo unos pocos versículos de las Escrituras nos hablan acerca de ellos. Pero lo que sabemos sobre ellos es muy informativo.
Es muy importante saber acerca de estas personas
porque Jesús dijo que la última generación antes del fin de este siglo sería como la gente en los días de Noé. Él dijo:
“Más como en los días de Noé,
así será la venida del Hijo del Hombre”
(Mateo 24:37).
¿Cómo eran las personas en esos días?
Eran materialistas. Eso era lo más importante de ellos.
Todo lo demás fluía de su materialismo. Jesús nos dijo que su atención se centró en “comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca” (Mateo 24:38).
Sus vidas estaban centradas en la comida y la diversión.
Ellos querían las cosas buenas de la vida, y nada más importaba.
Los valores Cristianos de nuestro tiempo se han debilitado tanto que la mayoría de la gente vive sólo para la paz y prosperidad personal.
“Las cosas buenas de la vida”.
La Biblia dice:
“Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas”
(Salmo 62:10).
En el capítulo doce de Lucas, la Biblia nos dice:
“Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma;
y lo que has provisto, ¿de quién será?
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”
La gente en los días de Noé era como ese rico necio.
Y el materialismo es una muralla en nuestro tiempo también.
También, sus mentes estaban llenas de maldad.
Génesis 6:5 nos dice que
“Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos
era de continuo solamente el mal”
Lutero dijo:
“Cuando la gente empieza a ser mala,
ya no temen a Dios ni creen en Él, pero lo desprecian a Él,
a Su Palabra y a Sus ministros...
Esta impiedad se extendió rápidamente en el tiempo de Noé”
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“Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida;
porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser,
porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos;
y he aquí que yo los destruiré con la tierra” (Génesis 6:11-13).
II. Segundo, el predicador.
“[Dios] no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia…”
(II Pedro 2:5).
Noé no era un maestro de la Biblia. Era un predicador.
La palabra Griega es “keryx”. Esto significa “un heraldo”.
Él pregonó justicia como un heraldo, “como un pregonero público”
No te preguntas cómo Pedro sabía que Noé era “un pregonero de justicia”
cuando el Antiguo Testamento sólo lo llama “un hombre justo”.
Esto parece una pregunta sin importancia.
¿Noé se mantuvo quieto durante esos 120 años?
¿Dejó Dios a todo el mundo ignorante del diluvio inminente?
¿Pedro escribió sin revelación?
Este retraso de 120 años fue una temporada adicional de gracia.
La predicación de Noé era convertir a los hombres a la justicia para que Dios no mandara el diluvio.
Dios hubiera perdonado a Sodoma y Gomorra si diez justos se hubieran encontrado allí, pero no había diez, lo podemos leer en (Génesis 18:32);
en el mundo del tiempo de Noé había sólo ocho
[Noé, su esposa, sus tres hijos, y su esposas].
“Justicia”
Noé proclamó la calidad que tiene la aprobación judicial de Dios,
para que el impío pudiera arrepentirse y así ser declarado justo por Dios.
Pero ellos despreciaron sus palabras, se rieron de su arca,
[y] continuaron siendo “un mundo de los impíos”
Dios le advirtió a la gente en los días de Noé que Su Espíritu Santo no siempre contendería con el hombre;
es decir, el Espíritu Santo no siempre los convencería y llevaría al arrepentimiento.
Martin Lutero dijo que esas palabras:
“No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre”,
fueron las palabras que Noé predicó “al mundo en la adoración pública. Lo que él quería decir era esto: ‘Nosotros estamos enseñándolos y exhortándolos en vano, porque el mundo no va a permitir ser corregido’.
Esta exposición coincide con la fe y con la Escritura,
porque cuando la Palabra de Dios se revela desde el cielo,
sólo unos pocos son convertidos, mientras que la mayoría lo desprecian, entregándose a la avaricia, la impureza y otros vicios...
Por lo tanto fue el mayor juicio de Dios, cuando de la boca del santo patriarca [Noé] amenazó a no contender con el hombre.
Por esto declaró que Su enseñanza era en vano y que ya no concedería al hombre Su Palabra que salva.
Entonces aquellos que tienen la Palabra de buena gana la reciben, gracias a Dios por ello, y ‘buscar...al Señor mientras puede ser hallado’, Isaías 55:6”
Dios no siempre contenderá contigo.
Y cuando el Espíritu Santo deja Su trabajo, nunca serás convertido. Serás condenado con tanta certeza como aquellas personas impías
en los días de Noé.
III. Tercero, el juicio.
“[Dios] no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos” (II Pedro 2:5).
No debemos sorprendernos de que todas las personas en la tierra perecieron.
La Biblia dice:
“Los malos serán trasladados al Seol,
Todas las gentes que se olvidan de Dios”
(Salmo 9:17).
El Señor Jesucristo dijo:
“Angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan”
(Mateo 7:14).
Todo el “mundo de los impíos” pereció en el Diluvio Universal.
Estamos tratando con Dios.
Si todo el mundo se niega a arrepentirse y ser salvo,
entonces todo el mundo ha de ser condenado por Dios
al tormento eterno. Esto es lo que Dios ha dicho.
El mundo puede reírse de ello. El mundo puede burlarse.
Pero esa es la verdad invariable de Dios.
“Los malos serán trasladados al Seol,
Todas las gentes que se olvidan de Dios”
(Salmo 9:17).
“Angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan”
(Mateo 7:14).
Ahora, entonces, un último pensamiento.
¿Por qué la gente en los días de Noé no se arrepintió y entraron en el arca?
El arca es un tipo, o una imagen de Cristo.
Creo que la primera razón fue la incredulidad.
Ellos simplemente no creyeron lo que Dios dijo sobre el juicio venidero.
Creo que la segunda razón para muchos fue
que ellos no querían cambiar su estilo de vida.
Ellos tenían más miedo de cambiar la forma en que vivían que de la ira de Dios, por lo que no se arrepintieron.
Creo que una tercera razón para muchos de ellos era que tenían miedo de lo que su familia o amigos pensarían de ellos
si ellos se arrepentían y entraban en el arca.
¿Qué pensarían mis amigos? ¿Qué pensaría mi familia?
Ellos temían las burlas de su familia y amigos.
¿Y tú?
¿Vas a dejar que un poco de miedo te detenga de arrepentirte
y venir a Cristo?
Alguien dice:
“Pero, ¿qué será de mí si vengo a Jesús y me convierto en un Cristiano serio?” Tengo que ser honesto.
No sé qué te va a suceder si te conviertes en un verdadero Cristiano. Pero sí sé lo que te sucederá si tienes miedo de convertirte en uno,
“Pero los cobardes…tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”
(Apocalipsis 21:8).
Sabemos que solo Dios puede convencerte
por medio de su Espíritu Santo.
Oramos para que confíes en Cristo, le aceptes en tu corazón y te salves.