En las religiones paganas, los fieles realizaban los ritos religiosos fuera del edificio de culto, en el espacio sagrado en torno al templo. El interior estaba reservado a los sacerdotes o sacerdotisas. Con el Edicto de Milán, Constantino reconoce la religión cristiana como la del Imperio, y surge la necesidad de construir templos adaptados al nuevo culto, en el que se requiere la presencia de los fieles en el interior. El viejo edificio pagano ya no servía, y se optó por utilizar la Basílica, un modelo arquitectónico romano usado para la administración de justicia.Yolanda Peña Cervantes, profesora de Arqueología en la UNED-