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El larario era un altar de pequeño tamaño que, en época romana, se ubicaba en el interior de las casas para rendir culto a los dioses del hogar y a los antepasados de la familia. Podía ser una pequeña construcción en mármol, un nicho pintado o un simple estante. Allí se colocaban pequeñas figuras de cerámica, madera o bronce que representaban a estas deidades o a los familiares fallecidos. El ritual diario consistía en oraciones y ofrendas a los dioses de incienso, mirra, miel, leche o vino para conseguir la protección del hogar y su despensa y la de la línea familiar.
Eva Zarco, profesora de Arqueología en la UNED.
By Radio 5El larario era un altar de pequeño tamaño que, en época romana, se ubicaba en el interior de las casas para rendir culto a los dioses del hogar y a los antepasados de la familia. Podía ser una pequeña construcción en mármol, un nicho pintado o un simple estante. Allí se colocaban pequeñas figuras de cerámica, madera o bronce que representaban a estas deidades o a los familiares fallecidos. El ritual diario consistía en oraciones y ofrendas a los dioses de incienso, mirra, miel, leche o vino para conseguir la protección del hogar y su despensa y la de la línea familiar.
Eva Zarco, profesora de Arqueología en la UNED.