El término latino de ampulla (ampullae en plural) se utiliza para designar unos pequeños envases que se utilizaron en la Alta Edad Media como recuerdo de las peregrinaciones a los Santos Lugares. Estas botellitas, llamadas ampollas de peregrino, contenían aceite de las lámparas prendidas en los Santos Lugares de Jerusalén o en las tumbas martiriales de oriente, que se creía poseía poderes curativos.Yolanda Peña Cervantes, profesora de Arqueología en la UNED.