¿Has ido al dentista con dolor de muelas? ¿Huesos rotos? ¿Piedras en el riñón? ¿Has experimentado dolor extremo? No eres el más cuerdo y podrías preguntar cosas obvias y hasta necias. “¿Tendrá Dios misericordia de mí?” “¿Puede Dios sanarme?” -preguntamos. Pero, hacer eso es la expresión normal de que Dios sea Dios.