Hermanos y hermanas: Hoy, décimo domingo del Tiempo Ordinario, encontramos a un Jesús fuerte con el poder. De expulsar a los demonios, liberando así al ser humano del poder del pecado. Los contemporáneos de Jesús llegaron a insinuar que él expulsaba los demonios con el poder del príncipe de los demonios, pero Jesús aclara que el pecado más grande que no se perdonará es el pecado contra el Espíritu Santo: la no aceptación de su capacidad de vencer al demonio, enemigo de Dios y el hombre.