El momento de un homenaje, una ceremonia de premiación o una presentación pública le da al protagonista la oportunidad de dirigirse al mundo. La mayoría de las veces se dice y hace lo correcto, lo que se espera. A veces sale mal, y el espacio se convierte en un lugar extraño, se mezcla lo incómodo con la vergüenza ajena.
De Los Beatles frente a la Reina a Patti Smith en los Nobel (por Bob Dylan), de Marlon Brando en los Oscar a Ricky Gervais en los Golden Globe, de Diego Maradona después del Mundial 86 a los campeones olímpicos de 200 metros en 1968.