En esta serie, aprendemos que todos enfrentamos conflictos—en la familia, en la iglesia o en el trabajo. Pero la meta no es evitarlos, sino responder con sabiduría, humildad y amor, de manera que glorifique a Dios.
A la luz de pasajes como Romanos 12:18 y Santiago 4, descubrimos que muchas veces el conflicto no es el verdadero problema, sino una raíz más profunda en el corazón: orgullo, envidia, heridas pasadas o falta de perdón.
Te compartimos 3 principios clave para vivir en paz y fortalecer tus relaciones:
Identifica el verdadero origen del conflicto
Maneja la situación con humildad y verdad
Sé un pacificador, no un provocador
“El problema no siempre es el problema.”
“La iniciativa de reconciliación es responsabilidad del más maduro.”
“El pacificador no es débil; es fuerte en el Espíritu.”
¿A quién necesitas perdonar?
¿Estás dispuesto a dar el primer paso para la reconciliación?
“Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.” – Romanos 12:18