Muchas veces, los bises suelen ser la mejor parte. No es este el caso.

Llegamos al final y no queda otra que despedirse, que es como echarse a uno mismo de este trabajo que llamamos vida, ¿no?

En este episodio reflexionamos sobre el pasado y comenzamos a ver la luz al final del túnel con la esperanza de que no nos encandile.

De pequeños nos enseñan que en las Fiestas, ese momento en el que compartimos con nuestros seres queridos, lo más importante son los regalos.

No hay mal que dure cien años, salvo las inmobiliarias.

Llegamos a la mitad de nuestro recorrido y nos permitimos reflexionar sobre una de las profesiones más nobles de nuestra especie: los hijos. Y hablamos también un poco de los taxistas.

La noble tarea de enseñar, en ocasiones se ve empañada por las pocas ganas de aprender. Ojo, también hay maestros que son terribles forros.

Recorremos la infancia de José, pero un pedacito nomás, porque tampoco es tan interesante.

En esta entrega develamos el por qué de la gigantesca sensación de poder que te da pagar impuestos, o no, lo más probable es que no.

En este episodio, comienzo a abrir mi corazón y a sacarle la máscara al mundo, pero vamos de a poco, que lo bueno lleva tiempo; y este disco también.