La vida es fugaz

Las flores de la colina se marchitan, pero volverán a florecer el próximo año. Sin embargo, nuestra juventud nunca regresa. La vida es un regalo frágil que disfrutamos solo brevemente; nuestra existencia es como calentarse bajo el sol por un instante. Vivimos en un destello de luz; antes de darnos cuenta, llega el atardecer y cae la noche. Pero precisamente la fugacidad de la vida la hace

Señor, que tu luz suave y segura nos guíe en el camino que se despliega ante nosotros, para que podamos caminar con confianza hacia la luz que nunca se apaga y la vida que nunca termina.