Para 1943, los Aliados occidentales tenían un problema: ¿dónde mantener a los cientos de miles de prisioneros alemanes que la alianza estaba capturando?
Gran Bretaña ya albergaba a medio millón de prisioneros de guerra alemanes. Canadá accedió a recibir a 36,000. Estados Unidos, por su parte, se mostró reacio a aceptar grandes cantidades de alemanes, pero acordó retener a 50,000.