A tono con la visión del papel que desempeñaría la cultura en la defensa del nuevo proyecto sociopolítico, triunfante el Primero de Enero de 1959, Haydée Santamaría Cuadrado se entregó por entero a los cimientos literarios y artísticos de Cuba, así como de toda América.
Hubiera bastado tan solo su presencia en la heroica acción de la toma del Hospital Saturnino Lora de Santiago de Cuba, aquel 26 de julio de 1953, y su posterior labor en la divulgación de las ideas del Programa del Moncada, para merecer todos los honores, pero decidió estar entre las primeras en la obra por construir.
Por eso definió también, dentro la continuidad de sus tareas, preservar un espacio para la creación, el intercambio de un pensamiento humanista y creativo vinculado a la defensa de las raíces de las artes, apoyado en la autenticidad del vínculo común entre las culturas que unen a los pueblos.
La Casa de las Américas, institución cultural fundada por ella, fue el sitio ideal, como de ensueño, para impulsar la literatura y las artes en Latinoamérica. Allí encontró la manera de hacer desde los más grandes rasgos del corazón, pues, sin ser literata, además tenía la capacidad de transmitir en sus escritos y cartas todos sus sentimientos con una gran fuerza y claridad.