“Con Ptazeta la casa loca” es
la muletilla (como el “Bad Bunny be be be” del Conejo Malo, el “eso es” de C.
Tangana o el “así sí” de Rosalía) que la artista canaria utiliza en todas sus
canciones a modo de presentación. Y lleva razón.
La casa de la que nos abre las puertas de par en par en
su primer álbum largo luego de colar durante dos años ininterrumpidos está
realmente loca: no solo lleva el sonido del pop urbano a un espacio multiusos, tan
cerca del bakalao ravero como del medio tiempo romántico, a la vez que
introduce en el mainstream español géneros como el dembow o el techno urbano,
al que los referentes del nuevo pop español (llámese Bad Gyal, Rels B o los
mentados C. Tangana o Rosalía, entre otros) aún no se han animado del todo; sino
que es el primer referente del nuevo mainstream que rompe con el estándar heteronormativo:
con Ptazeta se acabó el chica-canta-a-chico: y ya era hora.
Para articular un discurso sonoro diferente a todo es importantísimo
encontrar un aliado que sepa leer a la perfección tus intenciones, como le pasó
a J Balvin con Sky Rompiendo, a Karol G con Ovy On the Drums, a Rosalía con El
Guincho o a C. Tangana con Alizzz. A Ptazeta le sucede eso con Juacko, su
productor, con el que consiguió colar hits globales como “Trakatá”, “Ri Ri” o “Mami”,
entre otros, y cuya coalición sonora a tientas entre la electrónica de club y un
aterrizaje de lo urbano absolutamente transversal llamó la atención de Bizarrap
o Nicki Nicole, entre otros.
Si bien hay algo en el registro de la canaria que puede
recordar en algunos tramos a Snow Tha Product o a Nathy Peluso, lo cierto es
que Ptazeta ha sabido encontrar en esta sociedad con Juacko un registro propio
y absolutamente suyo. No solo en lo interpretativo, sino en un discurso
sonoro que parte desde el pop urbano para disparar hacia el dembow (“Azúcar” o “Tilín”),
a la balada reggaetonera para radiofórmulas (“Cae la noche” o “Dime”), al
disco-funk al estilo Dua Lipa (“Qué voy a hacer”), el techno-trap nathypelusero
(“Input”), al trapatón que la dio a conocer (“Rompe”) y hasta se permite
licencias que la acercan con cierta influencia de una España con aroma a Miami
(“Fin de fiesta (Mujer)”). La nueva reina del pop urbano más perreador estalla
en tu boca.
Alan Queipo.