La financiación del terrorismo islamista sigue siendo uno de los mayores desafíos para la seguridad internacional. Estas organizaciones obtienen recursos a través de donaciones ilícitas, tráfico de armas, drogas y actividades criminales. Entender estos mecanismos es clave para frenar su expansión y desmantelar sus redes. Recientemente, Inmaculada Antúnez, ha investigado cómo ha gestionado China el terrorismo. Su interés radica en cómo el país asiático ha logrado proteger sus intereses económicos y estratégicos en regiones conflictivas, como Afganistán, Pakistán y Somalia, donde está construyendo importantes infraestructuras en el marco de la Ruta de la Seda. La investigación revela que China ha implementado medidas de seguridad, cooperación internacional y control interno para evitar que el terrorismo afecte sus proyectos y rutas comerciales. Gracias a estas estrategias, China ha conseguido erradicar el terrorismo yihadista sin comprometer sus relaciones diplomáticas ni sus inversiones en estos países.