Muchas veces prestamos atención a la limpieza externa, y eso es bueno. Pero mucho mejor, y de mayor provecho es prestar atención a la limpieza interna, la de nuestra alma, la que sólo Cristo puede limpiar.
Muchas veces prestamos atención a la limpieza externa, y eso es bueno. Pero mucho mejor, y de mayor provecho es prestar atención a la limpieza interna, la de nuestra alma, la que sólo Cristo puede limpiar.