La carta de Pedro nos remite al Plan de Dios en la historia y en la Iglesia, el cual, produce en la vida de los cristianos alegría, aún en medio de las pruebas y dificultades, más aún, todo ello nos lleva a perfeccionarnos para alcanzar nuestro objetivo: la santidad. Marcos, en su evangelio, nos motiva a estar dispuestos a aceptar el llamado de Dios en nuestras vidas con generosidad y sin cálculos que limiten nuestra entrega. ¡Señor, Tú que nos llamas, ¡danos libertad y generosidad para seguirte!