La fe da un sentido nuevo y profundo a nuestro vivir, comprometiéndonos en el amor. Santiago, en su carta, nos anima a la paciencia, la perseverancia y la coherencia. En el evangelio, Jesús nos remite al proyecto original de Dios que no da pie a posturas interesadas, sino que busca el bien de todos. ¡Que sepamos, Señor, ¡reconocer la dureza de nuestro corazón y volvamos a la fuente que está en ti!