Se nos va de ojo que en democracia los valores morales que rigen una conducta social, lo establecido, no son inmutables como nos quieren hacer creer, sino que fluyen conforme a los cambios en las necesidades y demandas la ciudadanía. Cambios imprescindibles para que la sociedad no quede paralizada atada al pasado.
Salvo en las dictaduras y las autocracias, en democracia lo que determina lo establecido en cada momento no es una autoridad superior, una divinidad ni siquiera un conglomerado de poder detrás del cual siempre hay personas con nombres y apellidos que recurren a conglomerados empresariales y mediáticos para generar todo tipo de trampantojos, con los que embaucar a la ciudadanía en anhelos imposibles porque están fuera de su alcance. Todo para ocultar sus tejemanejes. Para hacerlas olvidar que en democracia son las personas con sus acciones, sus anhelos y su creatividad las que determinan en cada momento lo que es establecido socialmente. ¡Que no se te vaya de ojo!