Tristemente he conocido ministros que al bajarse del altar son otra persona totalmente diferente. Mi intención no es criticar a nadie con esta afirmación, sino exponer lo que realmente se está viviendo hoy dentro del pueblo de Dios, que ha causado heridas en los corazones de muchos, y hasta algunos de ellos se han apartado de los caminos del Señor porque no vieron la relación sincronizada de las palabras y la actitud del corazón. Muchos comenzaron bien pero no han terminado bien porque el ego ha tomado control de sus mentes y se han vuelto vanidosos, creyendo que son mejores que cualquier otro hijo de Dios por el simple hecho de que muchos los siguen y le tienen en alta estima y respeto, y por el hecho de que son escuchados entre masas de gente y porque tienen influencia, o porque tienen más recursos, y esto es muy triste. Se ha perdido el conocimiento del significado de la Palabra "ministro", la cual significa: "siervo". Ministro Originalmente era un siervo, aunque era diferente de un esclavo que trabaja en contra de su voluntad, o un empleado que trabaja por su salario. En la Biblia tenemos varios ejemplos, y uno de ellos está en Salmos 103:21 donde dice:

Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad. En la traducción en lenguaje actual dice:

Y ustedes, sus ejércitos, que están a su servicio y cumplen su voluntad, ¡alaben a mi Dios!

Y en la nueva version Internacional dice:

Alaben al Señor, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad.

Aquí dice claro que un ministro es un siervo que cumple la voluntad de su Señor. Eso es lo que estamos llamados a ser todos nosotros, aunque hay diferentes funciones en la iglesia de Dios, pero Dios nos ha dado el mismo valor a todos. A fin de cuentas, Jesús el soberano del universo nos dio el ejemplo de siervo como nadie mas lo ha hecho. Se humilló hasta lo sumo para darnos vida, pero luego Dios le exaltó sobre todo y sobre todos. Y Dios hizo eso, quienes somos nosotros para creernos algo y comportarnos de esa manera tan arrogante cuanso somos tan limitados y falibles. Todo ha sido dado a nosotros por gracia. Debemos darnos el justo valor que Dios nos ha dado, ni más ni menos. Hermano mío ,no importa cual rango sea el suyo como ministro en el pueblo de Dios,, a Dios ni a la gente le impresiona eso, solo tu Corazón, y la gente Mira y compara lo que decimos con lo que hacemos. Que lindo ser hayados aprobados y en perfecta armonia de nuestras palabras con nuestros hechos. Cuando mostramos eso en nuestra vida, le demostramos a todos que la vida en Cristo es diferente, mostramos que somos hijos de nuestro Padre Celestial al cual servimos y adoramos. Que lindo que si no lo ha hecho, a partir de hoy pueda usted poner en práctica ese verso de la Palabra en Filipenses 2:3 que dice: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.