Tras años de tensiones latentes, la relación entre India y Pakistán volvió a romperse de forma violenta a raíz de un atentado en abril de 2025 en la localidad de Pahalgam, en Cachemira india. El ataque, que dejó 28 civiles muertos, fue atribuido por Nueva Delhi al grupo Frente de Resistencia, vinculado a Lashkar-e-Taiba y con presunto respaldo desde territorio pakistaní. Como respuesta, el gobierno indio lanzó una ofensiva aérea el 6 de mayo contra campamentos en la Cachemira bajo control de Pakistán. Islamabad respondió denunciando daños a zonas civiles y prometió represalias, lo que desató una nueva escalada armada entre ambos países.

Desde entonces, la violencia no ha cesado. Misiles, drones y fuego cruzado a lo largo de la Línea de Control han dejado víctimas en ambos bandos, tanto militares como civiles. India suspendió el Tratado de las Aguas del Indo y Pakistán se retiró del Acuerdo de Shimla, señales claras del colapso diplomático. Mientras tanto, las principales potencias del mundo, incluida la ONU, piden calma y diálogo, pero sin éxito por el momento. El temor de una confrontación entre dos países con capacidad nuclear crece, mientras la región se sumerge en uno de sus momentos más inciertos en décadas.