Los Milagros de Jesús, además de bendecir a los necesitados, también nos enseñan grandes e importantes lecciones. Lucas dice que Jesús llegó de Jericó. Marcos y Mateo dicen que Jesús salía de Jericó y Mateo también dice que había dos ciegos. Mientras estudiamos a Marcos, tenemos que mirar la escena desde la perspectiva de Marcos, sin ignorar a los otros escritores, obviamente. Está en Marcos, capítulo 10:46 al 52. El ciego gritó el nombre de Jesús, hijo de David, y pidió: ¡ten piedad de mí! La multitud le pidió que guardara silencio, pero Jesús lo llamó y le preguntó. ¿Qué puedo hacer por ti? La respuesta fue inmediata, que recobre la vista. Y la curación también fue inmediata y comenzó a seguir a Jesús en el camino. 

Detalles: Jesús ordenó varias veces a las personas que no revelaran su identidad. Pero el ciego sabía que era Jesús, el hijo de David y, por tanto, el hijo de Dios. La multitud quería silenciarlo. Pero gritó aún más fuerte. Mientras los gadarenos o gerasenos demonizaban, Jesús envió de regreso a casa. El ciego Bartimeo siguió a Jesús. ¡Es interesante que cuando el hombre se acercó a Jesús, echó su manto a un lado o lejos! 

En aquel entonces, los ciegos ocupaban el último lugar de la sociedad, junto con las viudas y los huérfanos. Estaban por debajo del nivel de subsistencia. Y se enfrentaban a un peligro real y el manto representaba la seguridad del hombre, la seguridad del ciego. Dejarla atrás significaba que tenía fe. Esa fe en que Jesús lo sanaría. Y Jesús no lo decepcionó. Todos los que acudieron a Jesús en busca de ayuda fueron recibidos, incluso porque Jesús dijo lo siguiente. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y lo que a mí viene, nunca lo desecharé. 

Send us a text

Support the show

Become a supporter of the On The Way - https://www.buzzsprout.com/2303964/support