Hoy en día, alguien que tenga un sencillo dispositivo con conexión a Internet puede documentar su vida y compartirla con cualquiera y donde quiera. Compartir nuestras vidas se ha convertido en algo tan sencillo que ya no pensamos dos veces en qué tipo de información vale la pena compartir; confiamos por completo en estos servicios.
Publicamos cientos de fotos de nuestras últimas vacaciones, damos nuestra opinión (ya sea positiva o negativa) sobre cosas que nos parecen interesantes o importantes y compartimos nuestra intimidad con nuevas amistades virtuales, gente que en la vida real son meros conocidos.
Sin embargo, Internet no es un lugar seguro en el que almacenar tus datos personales, secretos o archivos. El hecho de que la gente no entienda este concepto tan simple, plantea un problema a gran escala.
¿Qué es el sexting?
El concepto de “Sexting” surgió en el 2005. Se trata de una palabra compuesta de otras dos: “sexo” y “texting“, y es un concepto que presupone compartir información íntima mediante mensajes de texto, fotos o vídeos.
Actualmente, las tecnologías de las que disponemos hacen que el sexting sea una actividad que no requiere de ningún esfuerzo. Con un solo clic puedes hacerte fotos y enviarlas mediante una app de mensajería instantánea (del tipo de WhatsApp, Viber, Snapchat o Skype), escribir mensajes personales en redes sociales o cualquier otra forma de compartir información.
Para poder comprender la magnitud de este fenómeno, puedes entrar en cualquier red social y escribir la palabra “sexting” en el buscador. Es bastante paradójico: algunos padres, como es de esperar, se sorprenden del hecho de que sus hijos no tengan ningún problema en enviar fotos de ellos desnudos a desconocidos, sin pensárselo dos veces. Continuamente vemos publicadas historias sobre gente que intentó hacer sexting y se le fue de las manos.
Según Sex and tech, una investigación reciente que se llevó a cabo en 2017 por la Campaña nacional para la prevención del embarazo de los adolescentes y el embarazo no deseado (The National Campaign to Prevent Teen and Unplanned Pregnancy, en inglés), el 39 % de los adolescentes (de entre 13 y 19 años) y el 59 % de los jóvenes (de entre 20 y 26 años) han enviado alguna vez contenido de ámbito sexual. El 48 % de los adolescentes y el 64 % de los jóvenes admite haber recibido mensajes de este tipo en alguna ocasión.
Los encuestados también han admitido que han hecho sexting no solo con sus parejas, sino con gente que les gustaba (el 21 % de chicas y mujeres jóvenes, el 39 % de los adolescentes y el 13 % de hombres jóvenes). Y lo que es peor, el 15 % de los adolescentes y el 13 % de los jóvenes hicieron sexting con gente que conocieron por Internet y nunca han visto en persona. Cabe destacar que las estadísticas no difieren mucho entre los jóvenes de entre 20-26 años y los adolescentes.
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Teniendo esto en cuenta, el 75 % de los adolescentes y el 71 % de los jóvenes admiten que hacer sexting puede traer serias consecuencias. Curiosamente, los adolescentes son más conscientes de estos peligros que los jóvenes, sin embargo, esto no les echa para atrás a ninguno de ellos.
Los peligros del sexting están claros: las fotos, vídeos y mensajes privados, pueden dejar de serlo en cualquier momento. Los canales de comunicación actuales permiten compartir información rápidamente, por lo que perdemos rápidamente el control sobre lo que compartimos desde el momento en que lo hacemos. El contenido privado puede hacerse público en muchas situaciones como estas:
– La persona que recibe las fotos de contenido sensible podría compartirlas en canales públicos, ya sea de forma consciente o inconsciente.
– Un hacker podría acceder al contenido del smartphone que se sincroniza automáticamente y se almacena en la nube.
– Al sufrir el robo o la pérdida de un dispositivo en un lugar público, este podría caer en manos de un desconocido.
– Unos hackers podrían acceder a la cuenta de una víctima en su app de mensajería e introducirse en su carpeta de fotos privadas.
Es posible que la víctima no se dé cuenta de inmediato de que sus fotos privadas se han filtrado en Internet, y estas podrían salir a la luz incluso años más tarde de que fueran tomadas. En cuanto se filtran en Internet, pueden tener graves consecuencias. En primer lugar, este contenido podría utilizarse para el chantaje, independientemente de la edad: tanto los adolescentes como los adultos tienen razones para
querer que esas fotos no se hagan públicas, sin importar el coste. Por lo tanto, los chantajistas podrían amenazarles con compartir estas imágenes, por ejemplo, con personas que no deberían verlas. Esto debe tenerse en cuenta incluso cuando se comparten este tipo de fotos con una pareja.
Si las fotos privadas se ven comprometidas, podrían acabar publicadas en páginas web de pornografía. Esto podría dañar la imagen de la víctima tanto en la red como en la vida real y crearle graves problemas. Además, los familiares o compañeros de trabajo de la víctima podrían ver estas fotos y esto podría causar un gran impacto en su vida.
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Una de las desagradables consecuencias del filtrado de este tipo de fotos es el ciberacoso, algo que se ha convertido en una gran amenaza para los adolescentes. Si se hace pública la foto de un adolescente desnudo, sus compañeros podrían verla o podría terminar en una página de pornografía, por lo que podría sufrir acoso, intimidación o incluso llevarle al suicidio.
El caso de Amanda Todd es un ejemplo de las terribles consecuencias del sexting. Alguien que conoció en Internet la convenció para que le enseñara los pechos delante de la cámara e hizo capturas de pantalla para aterrorizarla y atormentarla en numerosas ocasiones. Las imágenes llegaron a manos de todos sus amigos y compañeros colegio, y su familia se vio obligada a cambiar de ciudad. Sin embargo, esto no solucionó el problema y Amanda siguió sufriendo acoso diario hasta que decidió suicidarse.
Los padres también deben comprender las consecuencias que puede traer el sexting y explicar a sus hijos que esto podría poner en peligro su reputación, sus relaciones e incluso su vida.
Para proteger a su hijo de un posible desastre, establece las siguientes reglas:
•NO envíes a fotos íntimas a desconocidos, incluso si insisten (el 10% de los adolescentes admiten haberse visto obligados a enviar imágenes comprometedoras).
•NO uses el sexting a alguien que te guste (si él o ella no tiene ningún interés en ti, podría compartir la imagen con sus amigos y compañeros de clase sólo por diversión).
•NO envíes fotos de desnudos ni mensajes sexuales, aunque sea una broma. ¡Las consecuencias NO son ninguna broma!
•NO intentes obtener más “me gustas” con la publicación de una foto comprometedora en las redes sociales. Siempre habrá alguien que quiera usarla en tu contra.
•NO intercambies fotos de desnudos. Si alguien te importa y te envía una imagen comprometedora, adviértele de las consecuencias y pídele que la borre de todos los dispositivos en los que se haya sincronizado. Si temes ofender a esa persona, puedes tratar el tema haciendo una broma.
…Si tus fotos privadas se han hecho públicas
Aunque ya haya sucedido, es muy importante evitar este tipo de situaciones en el futuro, así que sigue las recomendaciones anteriores para reducir el impacto al mínimo.
El sexting es un peligroso fenómeno que está muy extendido y que puede tener terribles consecuencias tanto para los adolescentes como para los adultos. Recuerda que los medios de comunicación actuales no garantizan la seguridad de tus datos.