¿Quién y qué se considera ser verdaderamente judío? – Parte 2.
Halajá y Discernimiento del Mal – Sionismo y Amor por Israel Como Requisito.
Por David Saportas Liévano.
La pregunta central de esta serie de artículos es ¿Quién es judío? Según todo lo expuesto hasta hora, y si se debe responder a la pregunta en términos de trascendencia, se puede deducir (y no solamente como reflexión o afirmación) que la respuesta no puede ser una formulación halájica solamente o una simple definición. Hay demasiadas variables asociadas a la respuesta. Igualmente cada variable tampoco podrá considerarse de similar forma como formulación halájica o definición. Es una deducción asociativa en cadena extrapolada a todas las variables inicialmente enunciadas (superiores en orden si se quiere) que se van asociando con la definición de la variable en nivel superior primeramente enunciada. Es decir, la definición inicial sobre quién es judío, yendo más allá de la más simple formulación de serlo por madre judía, se asocia con conversión (tanto para el judío natural nominal, como para el converso). Sea como sea, se es judío a través de una confirmación de “conversión” llamada teshuvá. Es una conversión, pues se exige o se tiene como prerrequisito un cambio de mente y de percepción de la vida.
Los judíos y gentiles que no hacen teshuvá (que no se arrepienten) se van para el infierno según muchas enseñanzas rabínicas ortodoxas fariseas rígidas en la letra. Punto… El guehinon es el destino de perdición eterna del alma. Eso enseñan muchos rabinos con mucho orgullo y presunción, muy empoderados en su palabra y predica, sintiéndosen salvadores de almas. Lo hacen con soberbia y arrogancia según expresión verbal y corporal; y no obstante intentan ponerse careta de humildad con cierta sorna y socarronería. Se dedican al “kiruv” (exhortación a la teshuvá para salvar almas del infierno) y sus exhortaciones, cátedra y catequesis son verdaderas películas de horror sustentadas por los mismos textos talmúdicos, místicos y sabios de Israel. Tal cual e igual a como enseñan y predican los curas católicos y misioneros evangélicos apoyados en la biblia. Y NO están mintiendo en cuanto a las referencias bíblicas ni de un lado, ni del otro. Caso por ejemplo en el judaísmo de rabinos muy populares en youtube como Yaron Reuven, Yosi Mizrahi, Tobia Singer, para citar sólo tres ejemplos entre muchos más como evidencia. Todos ellos rabiosamente anti Yeshu, anti cristianos y anti muchas otras facetas de vida a no mencionar aquí.
Quizá mi comentario anterior parece critica a dicha práctica del “kiruv”, y entonces se deduzca que yo afirmo que miente la biblia, miente el zohar, miente el talmud y mienten los sabios de Israel. ¿Es eso así? Respuesta contundente… NO. De ninguna manera mienten. Pero todo fragmento no explicado con contexto integral y multidimensional es rigidez, es fariseísmo en letra muerta, es mentira y es muerte. NO aporta vida y allí se convierte en falsedad. Los textos son verdaderos y las exhortaciones serán verdaderas, pero bajo contexto NO fragmentados, tal que se revele su comprensión. ¿Tiene todo esto que ver la identificación y entendimiento de lo qué es y quién es Mashiaj? ¿Tiene que ver con los textos neotestamentarios decodificados con verdad? Respuesta… Por supuesto que sí, aunque NO con las doctrinas del cristianismo.
Siguiendo esta línea de razonamientos y según todo lo expuesto, para ser verdaderamente judío se requiere teshuvá. ¿Pero qué es teshuvá? ¿Es una enunciación? ¿Es la conversión? ¿El converso cómo hace teshuvá? ¿Y el judío nominal? ¿Por un rito de inmersión en la “mikve”, el aval de un “beit din” y un curso de judaísmo para el converso acompañado por un período de prueba? Es cierto… El proceso es necesario. Todo aquí en esta dimensión requiere de procesos físicos de activación de los mundos espirituales. ¿Pero es así en este caso de la conversión o teshuvá para considerarse judío? Un conocimiento profundo integral hace suponer que no necesariamente en cuanto al rito, no necesariamente en cuanto al curso de instrucción, no necesariamente en cuanto al periodo de prueba (así dure décadas, como sucede muchas veces donde se tiene en espera al aspirante durante años y años considerado como un advenedizo de segunda clase mientras tanto).
Todo depende del contexto individual y específico del aspirante y de los miembros del “beit din”. Hay mucho que decir al respecto de las conexiones espirituales de influencia que mueven los mundos superiores y sus efectos sobre quienes las invocan. Es parte de los misterios de la fe y salvación por fe que tanto se descalifica en el rabinismo, no obstante se contradigan en todo con lo que, no solamente se acepta en la práctica judía a conveniencias subjetivas cuando se hace disonancia cognitiva, sino también con lo que verdaderamente está inobjetablemente revelado y escrito en los textos de sabiduría del judaísmo. Nada es “pase mágico”, tal cual lo interpreta el cristianismo, excepto cuando se verifica que hay verdadera magia. Y tampoco nada es ecuación rígida, ni procedimiento en letra muerta como proceso productivo industrial causa – efecto inexpugnable para torcerle la mano a Dios. Como bien se expresa con total verdad en los textos judíos revelados neotestamentarios (no cristianos), “no se es salvo por obras, sino por gracia para que nadie se gloríe”. El proceso y el rito lo debe confirmar Dios únicamente. No porque lo concluyamos nosotros aquí, sin antes haber agotado con sabiduría la fidelidad de Dios a sus decretos y su palabra. Ese derecho si lo tenemos, pero debe invocarse con absoluto mérito en sumisión o con absoluta humillación. A Dios le podemos exigir y rogar… Pero hay requisitos previos.
Así que en cadena asociativa, primero que todo ¿quién es el aspirante a converso? ¿Cuál ha sido su proceso de teshuvá? ¿Cómo se puede confirmar que es un baal teshuvá? ¿Qué es teshuvá? ¿Cuáles son las verdaderas motivaciones del aspirante? ¿Se le puede avalar? ¿Conviene al aspirante que se le avale? ¿Cuál era su vida? ¿Se le puede creer? Y no digo lo inmediatamente anterior solamente para inferir que quizás el aspirante miente a la comunidad judía a la cual quiere pertenecer. Quizás quiere hacer un proceso de “Aliyá” (inmigración a Israel con todos los gastos pagos) por consideraciones no necesariamente espirituales asociadas a la teshuvá. La misma Torá confirma esta eventualidad con la tierra de Israel (y sobre todo se infiere para estos tiempos actuales que quizás sean los que consideran los tiempos de dolores y del parto de Mashiaj), donde la tierra de Israel tendría que vomitar a todos aquellos que NO hacen parte de Am Israel (del pueblo judío) y que habitan supuestamente como judíos dentro de Israel. Obviamente esto no puede discernirse con ojos humanistas, aspectos progresistas, ni paradigmas de lo políticamente correcto. En este sentido, NO todos los que se dicen que son judíos lo son, y NO todos los que se dicen que no son judíos, no lo son. Esto tendrá que explicarse más en detalle, tanto para Israel, como para la diáspora; tanto para los tiempos actuales, como para en el pasado. No todo es lo que parece. Y sucede con todo, por si acaso.
Cuando se habla de judaísmo y del judío las asociaciones inmediatas que vienen a la mente de cualquier persona son religiosas. Tal cual se hacen las mismas asociaciones cuando se trata de cualquier otra mención a otra religión. Como tal, todo concepto religioso es interpretado como una opción de escogencia de creencias, costumbres, prácticas, rituales, códigos (supuestamente éticos), comunidades, instituciones, escrituras, mitos, narrativas, cosmologías y valores que supuestamente conectan a los individuos con lo trascendente, lo sagrado o lo divino, y que suelen proporcionar un marco para entender el sentido de la vida, la moralidad y la relación con el cosmos. Esa sería la mejor interpretación de búsqueda de sentido de la vida para feligreses y creyentes. Pero no todo el mundo es religioso, ni seguidor de una fe. Sin embargo, todo el mundo si tiene una definición del concepto como un sistema de creencias de costumbres tradicionales. Las definiciones pueden variar según el contexto cultural o académico. Por ejemplo, algunas religiones, como el budismo, no siempre se centran en un dios (aunque si se centran en un panteón idolátrico), mientras que otras, como el animismo, enfatizan espíritus en la naturaleza. En sociología, bien la pueden definir como un sistema que une a una comunidad mediante lo sagrado, distinguiéndolo de lo profano. En contraste, enfoques psicológicos, bien pueden destacar la experiencia personal de lo divino.
Así que hablar de judaísmo para la gran mayoría (excepto los judíos) es hablar de una opción más en el espectro religioso, o una consideración humanista. La religión, sea cual sea, podrá ser trascendente de maneras subjetivas, será costumbre, será un aspecto psicológico, será una vivencia incoherente con disonancias cognitivas, absurdos, fantasías auto justificativas (lo que sea); o será intrascendente como un hábito más de la vida cotidiana con las misma características recién anotadas. Este artículo se escribe precisamente para resaltar que NO es así con el judaísmo. No se trata de una religión más, ni de una escogencia igualitaria entre muchas otras opciones. No se trata de algo irrelevante. Se trata de un camino de transformación que es “obligado” de seguir para el que quiera acceder a la vida verdadera. Bien puede llamarse un proceso que se acepta por libre albedrio, ya que Dios NO obliga a nadie a cumplir dichos requisitos únicos. Como dicen nuestros sabios de Israel, “NO hay coerción en la espiritualidad”. Esto quiere decir que el judaísmo es el camino y el proceso que proporciona la vida. Y por ello es trascendente y aplica para todo el mundo que quiera alcanzar la estatura de “ser humano” a imagen y semejanza de Dios.
Recomiendo profundizar en este último concepto en mi artículo cuyo enlace dejo a continuación.
Cumplimiento de Mitzvot, Fariseísmo y Entendimiento.
Transformación y retorno a Dios se conoce popularmente como arrepentimiento. De eso se trata todo. Liberación de Egipto, liberación de la esclavitud, nacer de nuevo, adquirir una nueva comprensión de la realidad, etc. Esto NO se logra con religión. Sólo es posible arrepentirse (lo cual es una mala traducción del concepto), entendiendo de qué se trata el retorno a Dios (Teshuvá). No es sólo un minúsculo aspecto emocional. Es el mismo significado de nacer de nuevo y la resurrección. Y para ello se debe adquirir la mente de Mashiaj. Una nueva percepción de la realidad. Si no se adquiere esa comprensión “igual todos pereceréis” (palabras de Mashiaj). Todos estamos adheridos a las huestes satánicas. Al sistema del príncipe de este mundo, al César, al engaño de Samael, a la dualidad, al Satán, a la esclavitud en Egipto, en la estrechez de Mitzraim, la esclavitud del cuerpo. Estamos prisioneros en la estructura matrix de ilusión y mentira de los sentidos y los placeres físicos incorrectos, el ego del intelecto y mucho más. ¿Cómo se va a librar usted de todas las cadenas que lo aprisionan si no sabe que ni siquiera está aprisionado? ¿Si no puede discernir y está incapacitado para ver las mismas?
La Kabbalá maneja con maravillosa profundidad y sabiduría las diferencias entre los conceptos de la realidad fragmentada y la realidad unificada. Este tema se desarrolla con toda la complejidad que va implícita en la Kabbalá Luriánica, el jasidismo, los mekubalim, etc. Es la cosmología que explica el mundo antes del Tzimtzum conocido como el mundo de la Alef (la unidad) y el mundo de la Bet (la dualidad) en dónde habitamos como fragmentos con todo lo demás también fragmentado. Sin querer entrar en detalles, pues sería imposible entender dichas cosmologías de manera resumida, se sabe que todo fragmento (nosotros) no puede visualizar la totalidad (aun el que se encuentra situado correctamente) al poseer una verdad parcial, si considera que dicho fragmento representa una verdad “total”, tiende al mal. Es justo lo aquí en todo este artículo de forma implícita se explica con lo que se resalta son las exhortaciones mesiánicas desde una perspectiva solar (de unificación) y no lunar (de fragmentación).
La forma de elevación de cada fragmento se realiza por el proceso continuo de unificaciones que requiere de extensos estudios. El mal se produce, pues, cuando una verdad parcial (del nivel del Daat) se autodefine como una verdad total (del nivel de Keter). Si lo fragmentario no tiene conciencia de ser un fragmento y se siente una “totalidad”, toda verdad fragmentaria, al transformarse en verdad absoluta, puede provocar la aparición del dogmatismo. Porque la idolatría real es la elevación de un fragmento a la categoría de totalidad en el intento de reemplazar la verdadera totalidad divina.
Cuando una religión determinada se autodefine como la única verdad absoluta, está reemplazando a Dios. Esta conclusión no es tan simple como parece. Hay una muy vasta y amplia argumentación explicativa al respecto. Si toda fragmentación proviene de la unidad, es decir de Dios, pues siendo toda fragmentación (nosotros y todo) manifestación de Dios, pues todo es divino y confirmación de Dios. Bajo dicha conclusión todo conflicto entre fragmentos es manifestación divina. Y si lo divino, la unidad, es decir Dios, es la definición absoluta de bondad, justicia, verdad, amor, y lo bueno, pues el conflicto entre fragmentos en últimas no sería conflicto que niegue las definiciones absolutas de lo bueno.
Obviamente este planteamiento es muy simple. Todo es infinitamente más complejo.
Sin embargo, la misma Kabbalá enseña que la fragmentación es parte del origen del mal. La fragmentación por sí sola, y por ese ese solo hecho, crea el mal. Vemos aquí una dialéctica contradictoria típica. Por un lado, se concluye que la fragmentación por ser evidencia de esencia procedente de la unidad, pues nada puede proceder de ninguna otra fuente, pues sus manifestaciones son divinas y así como proceden de Dios, así mismo por su propio camino pueden retornar a Dios y la unidad, igualmente de manera fragmentada. Por el otro lado la fragmentación como evidencia de ruptura de la unidad es origen del mal, pues sólo en la unidad se define la perfección del bien y de Dios.
Texto Completo
https://toraverdadyrealidad.wordpress.com/2025/05/24/judaismo-2/