Que no es esa línea rígida que va del punto A al B, sino un loop suave, un campo elástico que se estira según tu velocidad, tu emoción o tu conciencia. Hoy nos subimos a la nave cuántica con brújula filosófica.
Repasamos cómo Galileo le puso telescopio al dogma, cómo Newton tradujo el caos en ecuaciones, y cómo ahora —con un poco de neurociencia y mucha energía— estamos entendiendo que el tiempo no está allá afuera…
Está aquí adentro.
Porque donde va tu atención, va tu energía.
Y donde va tu energía, se dobla la realidad.
Así que relájate, respira, observa el reloj…
Y pregúntate: ¿y si solo fuera una interfaz para entender el viaje?