En la segunda parte del conmovedor testimonio de Marcela Romero , nos sumerge en un camino atravesado por el dolor, pero también en una experiencia viva del amor de Dios. En medio de la oscuridad, sanando heridas, trayendo reconciliación y renovando el alma.
Marcela nos muestra cómo, cuando uno se deja abrazar por la Divina Misericordia , es posible renacer y encontrar una vida colmada de amor, de sentido y entregada al servicio de los demás.