Por Francisco Delgado. Cada año, y en el mes de junio, a la salida del sol entre las montañas y las llanuras se pueden escuchar las voces de dos hombres en el horizonte, que en tiempos distintos de las páginas de la historia hicieron de la devoción y el sacrificio por la patria un verdadero ejemplo de ética y virtud para los cubanos y muchas otras personas del mundo. Uno de ellos, el Titán de Bronce, José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, El otro, Ernesto Guevara de la Serna, el Che.