Las novelas juveniles de los 80 se caracterizaron por temas de primer amor, problemas sociales y crecimiento, destacando títulos icónicos como Quinceañera (un clásico sobre la amistad y la sexualidad), Chispita (infantil y juvenil, centrada en una niña y su familia), y otras como Pobre Juventud, Teresa (un melodrama fuerte), Cuna de Lobos, y las de la escritora Abel Santa Cruz con enfoques más tiernos como Guadalupe o Carrusel, que marcaron época con historias de adolescentes y la transición a la adultez en la TV mexicana.