Fue en 1989 cuando España hizo de la necesidad virtud en lo referente a los trasplantes. Siendo un país que en aquel momento no contaba con una infraestructura capaz de organizar un sistema nacional, la voluntad y el buen trabajo de gente como Rafael Matesanz, su presidente y fundador, hizo posible que en menos de tres años España se situara a la cabeza del ranking mundial. Ahora, 27 años después, y con su salida en mente, Matesanz hace balance de la que dice es, la obra de su vida.