Cristo es nuestro regalo de Dios. - Sin Él y su ejemplo, estaríamos sin hogar en nuestra propia independencia, poniendo nuestra esperanza en la falsedad del mundo. Nuestra esperanza fundamental vive y crece en la casa de nuestro Padre.
Estamos en el lugar más seguro cuando nuestra expectativa de cambiar está arraigada en las preciosas y grandes promesas de Dios (2 Pedro 1:4), y aprendemos a vivir en la manera de un amor humilde y sacrificial - así como Jesús lo modeló para nosotros.
La historia de Amor de Navidad nos enseña a ser mejores amigos, hermanos, padres, vecinos, líderes y trabajadores.
Cuando la iglesia muestra un amor incondicional, ferviente, sacrificado y fiel al mundo, tal como el Padre lo hizo en Cristo, podemos verdaderamente ofrecer esperanza a un mundo en oscuridad. ¡Luz en medio de las tinieblas!