Rauw Alejandro es el símbolo del cambio tan profundo que
estamos viviendo no sólo en la música sino en la industria de la cultura y el
entretenimiento. 2021 le encumbró con la etiqueta del
“artista latino” del año y 2022 será el de su consolidación como nuevo icono
del pop global. Ni popetón ni trap ni “soul robot” (como dice Pitchfork): qué tontería seguir
inventando palabras para algo que es nuevo y a la vez ya existe: lo suyo es
pop, porque llega a audiencias masivas a través de melodías pegadizas y
estribillos fácilmente coreables.
Sus canciones trascienden géneros y a la vez nos gritan,
desde hace tiempo, que otro reggaetón es posible, que este movimiento sigue
transformándose porque está vivo y abierto a enriquecerse con los sonidos y las
miradas de las nuevas generaciones en una renovación frenética y fascinante. Como
él, otros nombres como Eladio Carrión, Verraco, Kelman Durán, Florentino o DJ Python están ensanchando un
camino que nadie sabe a dónde lleva.
En su nuevo trabajo lo mismo recuerda a
Coldplay producido por un Diplo en sus mejores tiempos que se adentra en los
barrios periféricos de Londres, juega con sonoridades caribeñas o se
entrega a una de sus grandes fortalezas: las grandes baladas pop con bases de
neo r&b y ritmos latinos. A sus 29 años, el puertorriqueño ya está
preparado para entrar en el olimpo del pop.
José Fajardo.