En definitiva, Tal como enseña Jesús en el Evangelio: "Todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicieron" (Mateo 25,40), la misión religiosa de la Iglesia y su enseñanza social están entrelazadas, ya que ambas buscan responder al llamado evangélico de amar y servir al prójimo.
La superficie espiritual de la Iglesia no se puede separar de la responsabilidad de actuar en favor de una sociedad más justa, fraterna y sobre todo solidaria. La enseñanza social es una consecuencia natural de vivir el Evangelio en el mundo. Por tanto, el compromiso con los más necesitados, la defensa de la dignidad humana y la promoción del bien común se convierten en manifestaciones concretas del amor cristiano y pilares fundamentales de la acción evangelizadora de la Iglesia., recordándonos cuando servimos a otros lo estamos haciendo directamente con el mismo Dios.