Nuestra seguridad viene de saber que el Espíritu nos dará todo lo que necesitamos para todo lo que se requiere de nosotros.

Todos formamos parte de la gran misión de Dios de instaurar el reino aquí en la tierra como en el cielo.

Podemos ser tentados a pensar que cuando cedemos al llamado de Dios y le abrimos nuestras vidas, estamos renunciando a nuestra libertad.

Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros… Romanos 8:26

Como discípulos de Jesús, estamos llamados a un aprendizaje permanente en nuestro camino espiritual.

Cuando permitimos que el Espíritu nos forme, encontramos nuestra verdadera identidad y propósito.

¿Qué es la confianza divina? No es arrogancia.

Si Dios nos pide que mostremos una integridad inmutable, por supuesto es porque Él hace lo mismo con nosotros.

Presta atención a las palabras del Espíritu, aunque los demás no las entiendan.

Cuando somos llamados a esperar, podemos esperar con la puerta abierta.