Cuán frecuente somos como un bebé, atrapados en una situación que no entendemos. No podemos ver el panorama completo. Ese primer paso, parece algo atrevido. ¿Cómo sobreviviremos?

El hombre viejo y caído, es redimido por la gracia de Dios por medio de la muerte y resurrección de Cristo. El Espíritu obra en la vida del cristiano, dándole un nuevo ser.

Jesús fue claro, “cada árbol es conocido por su fruto”. Un árbol de manzana no produce naranjas.

¿Una hazaña súper humana, dices? no. Es posible solamente por la gracia de Dios. Solo aquéllos que se acercan por completo a la gracia de Dios pueden aceptar el amor de Dios por completo, y ser transformados en ciudadanos del reino que aman aun a sus enemigos.

El reino de Dios no es lo que, fuera de la gracia de Dios, imaginaríamos. Aquéllos que ponen su confianza y viven adentrados en la gracia de Dios, son llamados “bienaventurados” por Jesús.

Los fariseos no necesariamente estaban tratando de ser inteligentes. Ellos estaban, sin embargo, tratando de obedecer la ley de Dios lo mejor que podían. Para ellos, eso significaba, literalmente, hacer reglas adicionales para que supieran cómo deberían obedecerse los mandamientos.

¿Hay algo en tu vida que te haga hacer rabietas? Los caminos de Dios no son como los nuestros, y algunas veces, toma tiempo entenderlos.

Lo que haces cuando nadie te está viendo, revela tu carácter. Cuando estás solo ¿qué dices, miras o haces?

¿Recuerdas que, cuando eras niño, estabas seguro de que había algo aterrador ubicado en el muro de tu cuarto? Los fariseos, eran como los niños tratando de discernir las formas en la noche. Ellos, tenían una vaga idea de la razón de ser del mundo, quién era Dios, y cómo ellos encajaban en ese cuadro.

Jesús y sus discípulos estaban adentrados en el ministerio: sanando, alimentando y compartiendo con las personas. Alrededor de ellos, había necesidad. Las personas se amontonaban alrededor de Jesús, “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”.