La afirmación de que la Biblia está inspirada por Dios ha sido ampliamente utilizada para darle una autoridad divina al texto bíblico. En muchos casos, esta misma expresión ha sido la fuente para que no pocos creyentes eleven a la Biblia a la categoría de Dios mismo.
En los años recientes, sin embargo, ayudados por las Ciencias Bíblicas, se ha comenzado a hablar ya no tanto de un texto inspirado, sino más bien de autores inspirados. La inspiración, por lo tanto, es comprendida como una comunicación a los autores mucho antes incluso de que se escribiera una sola letra.