La mayoría de los cristianos son muy infelices porque quieren llevar una vida doble. Quieren pertenecer al mundo y pertenecer a Cristo al mismo tiempo. Esto es imposible, y por lo consiguiente, quien lo intenta hacer, no encontrará felicidad, sino mucha confusión.
La única manera en que nosotros podemos alcanzar felicidad y satisfacción es por medio de ser verdaderos discípulos. Esto es verdad, porque para eso hemos sido llamados. Jesús nos ha librado del mundo para que seamos sus discípulos. Sin embargo, no será fácil. En Mateo 16:24 Jesús se dirigió a sus discípulos con las siguientes palabras: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígueme.” Nada de esto suena muy positivo, pero, Jesús no terminó siendo negativo. El continuó su frase con las palabras, "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará." O sea, que si damos nuestras vidas a Jesús, encontraremos verdadera vida.