Un régimen escópico se refiere a los sistemas de poder que controlan lo que es visto, mostrado y permitido en el ámbito visual, determinando las narrativas dominantes y silenciando aquellas que no se ajustan a los intereses de los poderes establecidos. En este contexto, la imagen es utilizada como una herramienta de manipulación y censura, construyendo realidades a través de una visión parcial y controlada. Sin embargo, el documental tiene una potencia única para romper estos regímenes escópicos, ya que permite dar visibilidad a las realidades ocultas, subvirtiendo las narrativas dominantes y proporcionando una mirada crítica que desafía el control visual. Películas de denuncia social, como No Other Land, muestran cómo los cineastas utilizan la cámara para resistir a este control, revelando historias de opresión, violencia y resistencia que no son parte de la narrativa oficial. A través de la exposición cruda y sin adornos de estos conflictos, el documental ofrece una forma de rebelión visual, un acto de resistencia que invita a la audiencia a cuestionar lo que se les ha enseñado a ver y a reconstruir las realidades de aquellos cuyas voces han sido sistemáticamente silenciadas.