Melquisedec, un sacerdote, aparece en el Antiguo Testamento. Según la Biblia, Abraham llevó a las personas entrenadas de su casa a la guerra y derrotó al rey Quedorlaomer y a los reyes aliados con él, destruyéndolos por completo y rescatando a su sobrino Lot. Cuando regresaba de la batalla, Melquisedec, un sacerdote, salió al encuentro de Abraham con pan y vino y lo bendijo. En respuesta, Abraham le dio a Melquisedec la décima parte del botín de la batalla (Génesis 14:17-20).
La Biblia habla de la grandeza del sacerdote que sigue el orden de Melquisedec. Melquisedec es descrito como el Rey de Paz y el Rey de Rectitud, sin padre ni madre, sin genealogía, sin comienzo ni fin de vida, semejante al Hijo de Dios y como sacerdote para siempre. La Biblia afirma que, en esencia, era el Rey de Rectitud y el Rey de Paz. En Hebreos, se contrasta cuidadosamente el Antiguo y el Nuevo Testamento, comparando el sumo sacerdocio celestial de Jesucristo según el orden de Melquisedec con el sumo sacerdocio de Aarón en el Antiguo Testamento. Nos anima a considerar profundamente cuán exaltado es Jesús.