La mayoría de las veces, la violencia doméstica se sufre en silencio y soledad. Pero Dios nunca abandona a quienes sufren. Nosotros podemos ser agentes en su detección, prevención y ayuda.
La mayoría de las veces, la violencia doméstica se sufre en silencio y soledad. Pero Dios nunca abandona a quienes sufren. Nosotros podemos ser agentes en su detección, prevención y ayuda.