Situaciones amargas que amenazan con robar el gozo que Cristo nos ofrece, y es en estos momentos cuando debemos entender que de la misma manera como disfrutamos de la vida y somos felices, también llegan tiempos de calamidad, donde se pone a prueba nuestra capacidad de resistencia, días en los que llegamos a cuestionar de qué estamos hechos.
Pero qué preciosa verdad mencionaba el salmista: ¡En tus manos están mis tiempos!
Dios en su eterno amor y su misericordia, le ha puesto fecha de caducidad al sufrimiento terrenal, recordándonos que Él no nos abandona mientras nos susurra con ternura: Esto también pasará