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Como es lógico, el pacto con el lector se establece en el comienzo de la lectura, es decir, en las primeras páginas (primera si hablamos de relatos). La autora rompe totalmente este pacto. Algunos llaman a esto «territorio literario propio» o «misterios».
Ruptura, por ejemplo, de la voz narrativa: en las primeras páginas es una narradora-protagonista “a posteriori”, que actúa como narradora observadora. La perspectiva cambia radicalmente después. La misma narradora se vuelve omnisciente y ve y sabe lo que piensan los personajes. Pero no solo se vuelve omnisciente, sino que se vuelve diosa omnisciente en primera persona, narradora y personaje. Y ya de paso se reitera con profusión desde ángulos dispares.
Pero ¡el tiempo! Esto sí es una ruptura en toda regla.
Seré breve: un hombre viejete que pasa a joven, y luego a viejo, y de hombre tradicional a amante furtivo y apasionado (un hombre tradicional también puede ser amante, qué sería de las tragedias de García Lorca, por ejemplo, pero en esos términos…). La abuela Virtudes la vemos morirse en otoño, pero ya está viva otra vez en invierno. Vale.
Como es lógico, el pacto con el lector se establece en el comienzo de la lectura, es decir, en las primeras páginas (primera si hablamos de relatos). La autora rompe totalmente este pacto. Algunos llaman a esto «territorio literario propio» o «misterios».
Ruptura, por ejemplo, de la voz narrativa: en las primeras páginas es una narradora-protagonista “a posteriori”, que actúa como narradora observadora. La perspectiva cambia radicalmente después. La misma narradora se vuelve omnisciente y ve y sabe lo que piensan los personajes. Pero no solo se vuelve omnisciente, sino que se vuelve diosa omnisciente en primera persona, narradora y personaje. Y ya de paso se reitera con profusión desde ángulos dispares.
Pero ¡el tiempo! Esto sí es una ruptura en toda regla.
Seré breve: un hombre viejete que pasa a joven, y luego a viejo, y de hombre tradicional a amante furtivo y apasionado (un hombre tradicional también puede ser amante, qué sería de las tragedias de García Lorca, por ejemplo, pero en esos términos…). La abuela Virtudes la vemos morirse en otoño, pero ya está viva otra vez en invierno. Vale.