Como todo buen Padre, el Señor está comprometido con nuestra educación, con renovarnos y transformarnos a su imagen y semejanza. Dios corrige al que ama, el amor siempre pone límites que nos convienen. Aprendamos a reconocer y a respetar los que Él establece en su Palabra, para vivir en el cauce de su voluntad.
Eva, la primera mujer traspasó los límites de Dios, engañada por la serpiente, y
hasta el día de hoy, la humanidad entera vivimos las consecuencias de su codicia.