La fe bíblica es creer en Dios y su Palabra. Todos podemos creer en muchas personas y en muchas cosas, y en casos es válido, en otros no. Por ejemplo, una familia tiene un doctor de cabecera, al que le tiene toda la confianza. Hay quien cree en el dirigente de un partido político, o le tiene toda la confianza a un amigo de la infancia; pero hay quién cree en la brujería y la practica, y eso no es conveniente.
La fe que proviene de Dios se sustenta en su Palabra, en lo que Él dice. Esta es la fe que nos da la victoria en cada adversidad.