Un deseo profundo de todo ser humano es lograr algo importante en la vida. Queremos vidas plenas, con significado, realizadas. Todos tenemos un “por qué” para vivir y un “para qué” vivir que hay que descubrir y realizar.
Los niños a cierta edad empiezan a preguntar el “por qué” de todo, y ese porque internamente hay una voz que les urge a saber el significado de las cosas. Son pocas las personas que viven su llamado y su propósito de vida, la mayor parte se conforman a una vida mediocre e insatisfactoria, movidos por las circunstancias y no por el propósito de Dios.