«Yo soy el buen pastor»
Jesús toma como ejemplo un personaje muy estimado en la cultura
hebrea: el pastor.
Pero no un pastor cualquiera sino, uno modélico, personificado por Él mismo.
Este personaje conecta perfectamente con la realidad Pascual. Jesús Resucitado da la vida por las ovejas; no les priva de ella, no se las quita; por tanto, es una entrega total de su persona.
Entrega su vida porque ama a las ovejas que el Padre le ha dado, que tiene que cuidar de los ataques del lobo, del enemigo.