... Porque Creemos que controlamos lo que pensamos y lo que sentimos. Nos repetimos que somos dueños de nuestras decisiones. Pero hay mensajes que se instalan en nosotros sin que lo notemos: se esconden en lo más profundo de la mente, donde no hay vigilancia consciente, y permanecen ahí, esperando. Esperando el instante en que puedan surgir para transformar nuestros actos, y lo peor… es que no siempre nos damos cuenta de cuándo hemos empezado a movernos.