"La primera vez que mudé piel fue la más dolorosa. Tenía veintiocho años de edad y pretendía escribir mi libro número dos. Estaba sentado frente a una mesa del Café Cronos a una hora en la que no había más clientes. Llovía. Llovía tanto que las ventanas del café se convirtieron en peceras gigantescas y los peatones en peces raros. Vi mujeres-pulpo fatigándose los tentáculos con hijos, paraguas y bolsas de víveres. Vi también sardinas forcejeando por abordar primero ciertas ballenas motorizadas. 

..."

Conoce los libros de Héctor Domingo: www.HectorDomingo.com

"Era como si dentro de mí habitaran recuerdos más viejos de los que me estaban permitidos. Visiones de otros tiempos que ahora emergían para decirme algo que debía saber. Miré de nuevo al ángel de la fuente. El brazo de piedra extendido me insistía para que fuera hacia la habitación de la puerta cerrada. Lo hice. Allí encontré la maleta..."

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"La primera vez que mudé piel fue la más dolorosa. Tenía veintiocho años de edad y pretendía escribir mi libro número dos. Estaba sentado frente a una mesa del Café Cronos a una hora en la que no había más clientes. Llovía. Llovía tanto que las ventanas del café se convirtieron en peceras gigantescas y los peatones en peces raros. Vi mujeres-pulpo fatigándose los tentáculos con hijos, paraguas y bolsas de víveres..."

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"Era como si dentro de mí habitaran recuerdos más viejos de los que me estaban permitidos. Visiones de otros tiempos que ahora emergían para decirme algo que debía saber. Miré de nuevo al ángel de la fuente. El brazo de piedra extendido me insistía para que fuera hacia la habitación de la puerta cerrada. Lo hice. Allí encontré la maleta..."

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