Y Helloween lanzó el Keeper 3, así se podría empezar esta review de uno de los discos más esperados de los últimos 15 años, la banda germana da un golpe de efecto a su carrera creando sin lugar a dudas una de las obras conceptuales más grandes creadas dentro del metal.
Se que muchos de los denominados antiguos van a echar en falta a la voz (Kiske) o al padre del powermetal (Hansen). Yo, en este disco, no.
El trabajo que están llevando a cabo la pareja Andi Deris – Sascha Gerstner es sinceramente sublime, la química entre estos dos es explosiva, los temas que Sascha compone y que el otro escribe con tinta que sabe a reflexión, hacen que posiblemente el disco tenga unos de los significados más grandes vistos dentro de este mundo.
La obra arranca con “The king for a 1000 years”, temazo conceptual en la línea de “Keeper of the seven keys”, 14 minutos dan para mucho tema, y las diferentes variantes que tiene, hacen que sea un tema de 10, sobresaliente la aportación del teclista que ha incorporado la banda.
“The invisible man” es otro de los temas a destacar, el sonido del bajo, en este disco, es quizá de lo mejor que instrumentalmente que haya podido escuchar, aunque no me quiero olvidar de el resto.
El disco aporta frescura contundencia, melodías de las que no se pueden dejar de cantar de la primera a la ultima canción, es decir, una pasada, en directo vamos a disfrutar seguro.
“Born on Judgement Day” es uno de los temas que Weikath (del que luego quiero hablar) ha compuesto para el disco, dejando el listón muchísimo más alto que en las composiciones de sus 2 pasadas obras. Tema himno muy divertido para llegar a…
“Pleasure Drone”, Sascha, como hizo en su disco debut de la banda de Hamburgo, deja constancia de sus composiciones, tanto instrumentales como liricas. Si podéis, traducir la letra, todo un mensaje de animo para los que andan desesperados por haber perdido al “amor” de su vida.
“Mrs. God” es Helloween en estado puro, la canción chorra típica de un keeper, ahora, divertida y pegadiza como ella sola, aunque a mi ver, no da para single. La letra no tiene precio tampoco.
Bueno hemos llegado a una de las canciones que más me han impactado, “Silent Rain”, como dice un gran amigo mio, a Deris le gusta pegar caña con las composiciones de Sascha.
La primeras veces que escuche la canción no me enteraba mucho de la letra, hasta que me decidí a leerla y… dios mío… Lo happy de la canción no tiene nada que ver con la temática. Si “Mr. Torture” de su “The Dark Ride” hablada de las mujeres maltratadas, y “Open Your Life” de su “Rabbit…” hablaba de la manipulación de los medios informativos, “Silent Rain” habla de una realidad también muy dura, la pederastia, de un padre que abusa de su hija y como ella ve su propia vida. Punto y aparte en cuanto a las composiciones que he podido leer.
Actualmente los grupos que estamos acostumbrados a englobar con Helloween, hablan de temáticas fantásticas (dragones y mazmorras) sin casi ningún tipo de significado, pues bien Helloween demuestra que no es powermetal. Es Helloween.
Michael Weikath (gran compositor de la banda) ha demostrado que tanto Sascha, como Dani, es justo lo que Helloween necesitaba, sangre fresca. Por otro lado, Deris (siempre criticado) es de lo mejor que hay en el circo del heavy metal. Y Markus, quizá el mejor bajista en este estilo.
En una entrevista reciente, Andi Deris explicó la división del album en dos discos, alegando que «el primero, al ser más clásico, gustará más a la gente que lleva escuchando heavy desde hace muchos años, mientras que el segundo, al ser más progresivo, gustará más a la gente de 15-25 años que les gusta tanto el heavy como grupos como Korn (o albums como ‘The Dark Ride’)».
No habría mejor forma de definirlo, y es que ya con el primer tema nos damos cuenta de que éste disco tiene algo especial.
«Occasion Avenue» es, a todas luces, una obra maestra. En muchos foros hay quien se atreve a decir que «es la mejor canción que Deris ha compuesto desde que está en Helloween. A mi parecer resulta un poco arriesgado, pero sea como sea se trata de un temazo de impresión, una verdadera declaración de intenciones por parte de una banda y un compositor que están dentro de ese grupo selecto de personas que hacen que hoy día sigamos vibrando con éste estilo de música.
Justo después tenemos «Light the Universe», la única balada del disco, que cuenta con la colaboración de Candice Night (compañera sentimental y de grupo de Ritchie Blackmore) en el que es el primer dueto de Andi desde que está en Helloween. Lo cierto es que la voz de Candice no deja de ser un mero acompañamiento, ya que es el germano el que lleva todo el peso de la línea vocal (por cierto, el tono del estribillo recuerda mucho a «Goodbye Jenny», de su primer disco en solitario). A todas luces, un grandísimo tema.
Del resto de temas, aunque quizá sea un poco triste, decir que destacan los de Deris (en especial «Shade in the Shadow», aunque las otras dos merecen también muchísimo la pena), y los de Weikath dejan un saber algo agridulce.
Y es que, si alguna pega podemos sacarle a este disco es que Weiki, al igual que en el «Rabbit Don´t Come Easy» y «The Dark Ride», no ha sabido estar a la altura de las composiciones de sus compañeros de grupo. ¿Qué le ocurre? ¿Ha perdido la chispa? Resulta curioso, pero es Gerstner quien, a pesar de no haber sido un fan de Helloween, ha sido capaz de crear las canciones que podemos definir como «más Keeper» y por ello están en el primer disco.
Tras este pequeño tirón de orejas, ya sólo nos resta realizar un pequeño resumen de las virtudes del disco.
«Keeper of the Seven Keys – The Legacy» es un disco sobresaliente en todos los sentidos. Mucho se jugaron «atreviéndose» a llamar el disco como tal, pero han cumplido las expectativas que se tenían con creces. Destacar la grandísima producción, una joya más del tandem Charlie Bauerfeind – Estudios Mi Sueño (además, Charlie se ha convertido en un «ojeador» de lujo, ya que recomendó a la banda la incorporación de Dani, al igual que hizo con sascha); el trabajo de Deris y Sascha a nivel musical y lírico (dedicadle un tiempo a leer las letras, os lo recomiendo) y, quizá por encima de todo, el excelente trato de las voces: no sólo Andi canta mejor que nunca, sino que los coros (cuentan con Olaf Senkbeil y Oliver Hartmann, ahí es nada) en canciones como «King of 1000 Years», «Invisible Man» o «My Life for One More Day» enriquecen muchísimo.