Desde el minuto uno se prometió que no habría viajes en el tiempo en esta partida. Y no los hay. Hay quizá líneas temporales alternativas, o universos paralelos, pero, desde luego, no hay viajes en el tiempo.
Dos horas y media de la partida más chapucera de D&D: vino mágico, frascos, risas incontrolables, petirrojos, improvisación pura, tiradas horribles, águilas y absolutamente ningún viaje en el tiempo. De verdad. Ejem.
¡Volvemos dentro de poco con más libros de Pesadillas y la misma chorrada!