“El flamenco es un arte vivo en constante transformación”, me
decía Rosario La Tremendita en una conversación a principios de 2021,
cuando aún no se había publicado ‘Tremenda’ y esta sevillana del 84 estaba
inmersa en una gira en directo pese a las circunstancias adversas de la
pandemia. Criada escuchando a Niña de los Peines, Mairena y Pepe Marchena en
el barrio de Triana, la artista siempre se ha tomado el flamenco como algo
muy serio, y es precisamente ese respeto el que la ha ido empujando a
renovarse, porque el verdadero amor a la tradición es de quien la lleva
hacia nuevos caminos.
Ya entonces, antes de que saliera ‘Tremenda’, uno de los
discos más valientes del año pasado donde mezcla la tradición con la
electrónica, el jazz moderno y algún chute de psicodelia, ella tenía claro
que el proyecto no terminaba ahí y ahora publica este doble álbum donde desnuda
de artificios electrónicos las canciones ya grabadas, despejando su voz junto a
la guitarra flamenca y las palmas con invitados como Raúl Rodríguez, Niño
Josele, Rycardo Moreno y Rafael Riqueni, entre otros. Vuelve a ser primordial
la figura de su productor Pablo Martín Jones, colaborador habitual de La Shica,
Fetén Fetén, Eliseo Parra y Martín Buscaglia.
Su biografía discurre paralela a la renovación del flamenco
por una nueva generación (la que comparte con Rocío
Márquez y Soleá
Morente) que conoce en profundidad el arte y se atreve a
experimentar y abrirse. En su caso, conectada con las artes plásticas y la
danza, abierta a influencias inesperadas (de Patti Smith a Bowie, pero también
el proyecto de Los Evangelistas vía el ‘Omega’ de Morente), la bisnieta de
Enriqueta la Pescaera y sobrina nieta de Gandinga de Triana brilla cada vez más
fuerte en una constelación que invita a soñar.
José Fajardo.